Inevitable

El error primigenio fue olvidar
que eres inevitable,
que no importa donde me esconda,
en silencio, me darás alcance.

Tus tentáculos invisibles se arrastran
ya como un miembro fantasma,
un ectoplasma improbable que
sin quererlo me encarcela.

Ya me dan igual las versiones,
solo creo en la visión
de tu abrazo ineludible,
como una piel de naranja infinita
que rodea mi particular núcleo.

No, no puedo echarte,
nunca fue una opción salir corriendo,
son demasiadas las sinapsis
que no me lo permiten,
yo te fui importante y tú eres
parte de mí,

no es magia -nunca lo fue-,
es realidad,
como la lluvia que cae hacia abajo,
el tranvía que pasa casi
siempre a la misma hora
o la desgarradora visión del espejo.

El amor primigenio fue esto
que no es romántico:
que nunca me escaparé
porque ni así me abandonas.

No hay herida si tú la cierras
aunque tenga que ser otra persona
la que me procure los besos.

Si te te tienes que quedar con algo,
por favor, quédate con esto:

te amo.

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