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Mostrando entradas de agosto, 2022
Verano o la buena tradición de no hacer nada , absolutamente nada. En una palabra: se alza descalza la humedad del tendedero y el eterno olor a suavizante, remanentes del intento de orden, de limpiar de vermut el vaso y sacudirme la resaca por la ventana. No salgo pero escucho una madre que habla un idioma que desconozco, un perro ladra y los neumáticos chillan a la sombra de los golpes de un martillo o de las vigas. Ha pasado el mediodía y se ha llevado la comida, el frigo vacío no es Madrid ni Barcelona « y  sin embargo se mueve » ,  me digo, mientras me dirijo,  me preparo,  para hacer la limpieza vespertina (hay una mancha en la cocina). « Y lo cambiaría todo por un instante tuyo » aunque tus instantes ya no sean los de antes, aunque sé que me enfermara o enfermase, solo porque solo nosotros somos nosotros, y así salir de los ojos gélidos que no me quieren y así llorarme por la ventana.