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Mostrando entradas de julio, 2020

Con la boca

Hoy has estado en casa. Te has hecho presente con la boca, me has despistado un momento y al siguiente yo era todo placer tuyo. Tus manos han sabido hacer lo que tantas otras veces. Las mías, fieles, han apartado el velo de tus ojos acariciando las caricias de tu boca, electrizando tus mejillas con una centésima parte del vigor de tu lengua. He seguido así hasta abrir los ojos, hasta encontrarte deshecha e inexistente sobre la tierra misma y a mí ridículamente de pie, en medio de un mar de azulejos que jamás te verá ni te ha visto. Momentos antes la misma escena en otra casa. Un calor de los de entonces y un suelo de madera nos alejan de las miradas ajenas que pasean calle abajo y que casi nos ven; somos tú y yo dulces y ajenos a la interrupción, al fin, al paso del tiempo, a los motivos que hoy nos repelen como imanes del mismo polo, un recuerdo tan fuerte que aún riega mis piernas cuando hace presente tu boca. Te lo cuento porque he vuelto a pas

Río

El final es ahora, ahora que me desprendo de tu piel como una costra vieja y me precipito desnudo y grisáceo al suelo como las prendas de ropa que ya no me arrancan otras manos, ahora que haces tuyas mis viejas costumbres y yo fantaseo apostando la vida en un carrusel de noches de alcohol salado como tantas veces hiciste tú. Es el momento perfecto para volver a golpear tu puerta y decirte que me estoy yendo para siempre, que me disuelvo como estrella en fuga sin conceder ningún deseo, fingiendo que la vida es esta obligación extraña y no cualquier otra cosa. El final es ahora, ahora que la rabia me humedece como a un pequeño y solitario grano de arroz cada vez que imagino lo que sucede detrás de tus fotos con él y siento retumbar las paredes del castillo de cristal que me envuelve como si hubieran sido alcanzadas por la vibración del peor de tus llantos. Quisiera tenderte una mano y dejar que mis pensamientos te abordasen como un torrente repentino que des