Con la boca
Hoy has estado en casa. Te has hecho presente con la boca, me has despistado un momento y al siguiente yo era todo placer tuyo. Tus manos han sabido hacer lo que tantas otras veces. Las mías, fieles, han apartado el velo de tus ojos acariciando las caricias de tu boca, electrizando tus mejillas con una centésima parte del vigor de tu lengua. He seguido así hasta abrir los ojos, hasta encontrarte deshecha e inexistente sobre la tierra misma y a mí ridículamente de pie, en medio de un mar de azulejos que jamás te verá ni te ha visto. Momentos antes la misma escena en otra casa. Un calor de los de entonces y un suelo de madera nos alejan de las miradas ajenas que pasean calle abajo y que casi nos ven; somos tú y yo dulces y ajenos a la interrupción, al fin, al paso del tiempo, a los motivos que hoy nos repelen como imanes del mismo polo, un recuerdo tan fuerte que aún riega mis piernas cuando hace presente tu boca. Te lo cuento porque he vuelto a pas