Tu pequeño corazón late a mi lado, Aloe, pequeño y grácil, incansable y esbelto, envuelto en una muda felina, una maraña mullida de bruma que, en broma, amenazo con arrebatarte cuando la emoción de robarte un abrazo me pierde y dan las once. La noche de este día anodino avanza sin nodriza, como tú, que sales del sueño estirando tus patitas para cruzar el salón sin pisar el suelo, desde la cima de tu sofá hasta la cresta del mío, sorteando los enseres inertes que se me han ido vaciando del bolsillo antes y después del trabajo. Tal vez hayas oído la noticia, ha sido esta mañana. Ha llegado una voz desde muy lejos para decir que ya no somos nada, que la distancia y el empleo, la mudanza y el tiempo... la enumeraci...
Es posible, quizá, otra vida, pero no esta, otros pasos, pero no estos, otros encuentros por la mañana tras el café, que no tengan que ver con el trabajo, pasar el frío de otra manera, como cuando me arropaba entre tus pieles, un febrero más cerca de la playa, es posible si lo anuncio, si me dejo llevar hasta tus cuentos de mariposas de agua salada, si dejo esta vida abandonada, más alto, más tonto, más fuerte, si te confieso que todavía fantaseo con la montura de tus gafas. Es posible si me aclaro, si mis palabras se convierten acuarelas, mis lágrimas un programa de radio, si remiten los embates del pasado, si venero una vez más mis huesos, aunque tú ya no estés aquí ni allá para ver...
Llegan tarde los besos, tarde las caricias, las canciones. Llegan tarde los te quiero, el olvido y los perdones. Llegan tarde como mariposas en crisálida, como atardeceres y la soñada vuelta a casa. Llegan tarde porque no pueden llegar. Llega tarde tu tren y llega tarde el mío, llega tarde la sensación de querer partir la vida contigo. Llega como la última estación del año, llega como el sol después del frío, llega como el buenas noches en la cama. Llega como tú, cuatro años más sabia, siete vidas atrás. Llega tarde el hechizo, el conjuro que nos encierra y nos envuelve para siempre en un desesperado intento de sobrevivir a medias. Llegan muy tarde tus llamadas, llega muy tarde la sensación de poder solucionarlo todo con una conversación. Llegan tarde tus palabras y llegan tarde las mías, pero llegan. Llegan y no paran de llegar y se arremolinan como sentimientos y se esparcen como brasas destinadas a no saber arder jamás. Llega tarde el fin, tan tarde, que casi parece un principio y d...
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