El mundo viernes
Cuando el mundo
era pequeño como un viernes
la discoteca era
la tierra más remota
y los recuerdos no se fugaban.
Cuando el mundo
era pequeño como un viernes
conocíamos a alguien nuevo
cada fin de semana
y la sonrisa de mayores era suficiente
para charlar durante horas en la barra.
Cuando el mundo
era pequeño como un viernes
y teníamos el mismo enemigo
hacía frío en la puerta de los bares,
casi siembre vomitaba la noche
y la luna era testigo
de los mensajes de texto más dulces,
de las llamadas y de los toques.
No estábamos tan solos
cuando el mundo era viernes
y no existía el futuro
ni la luz del día,
solo padres engañados
y la niñez catalizada
entre vasos de vodka.
Cuando el mundo era viernes
los lunes eran menos lunes
si nos sentábamos sobre
la calefacción del pasillo de clase
a ser testigos de la mañana,
a hacer planes para dentro de nunca
y a comernos la vida
envuelta en papel de plata.
Me gustaba mucho más el mundo
cuando yo también era viernes.
Comentarios
Publicar un comentario