Cuando vuelvas de Tokio
Tienes una muy mala carta de presentación , me rasgas con tus ojos al filo de este paseo nocturno entre cucarachas y columpios. Nunca pretendí que fuera buena , te digo reflexionando los hitos que han destrozado mi memoria. Hoy, por ejemplo, sí que me habría gustado abrazarte. Ya , y pienso en las imposturas del pensamiento, en la aceleración condenada de este mundo sin poesía. Cuando vuelvas de Tokio... se me hace tan lejano... Ahora ya empiezo a saber quién eres; no la persona que transporto de unos grandes almacenes a otros o la de la charla rota entre mensajes. Ahora ya sé por qué te fijaste en mí , voy desde tu ruina hasta la mía y vuelvo, inspirado para parar por tus palabras que no esperaba sabias. No esperaré a que te aclares , te miento mientras espero y reconozco que lleva un par de días hablando ...